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Mostrando entradas de mayo, 2022

Capítulo 45: Sauce Piquante.

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   Sauce Piquante . Sauce Piquante era la segunda parte de Sauce Tartare . Cecil Landeau decidió aprovechar el éxito que había tenido el espectáculo para organizar esta segunda parte. El director teatral me proporcionó un papel más importante en la obra. El público me veía como a una bailarina distinta, con energía y mucha dedicación. Mi imagen distaba de la esperada para una bailarina como yo, y creo que ese aliciente atraía todavía más las miradas ajenas. Mi distinción me hacía destacar ante el gran público.    Según decían mis mejores críticos, era una joven elegante por naturaleza.   Además estaba mi acento, el cual denotaba claramente que provenía de otro lugar y por ende suscitaba cierto interés.   Incluso empecé a recibir cartas de admiradores. ¡Cartas! ¡Aquello sí que no me lo podía creer!  

Capítulo 44: Sauce Tartare.

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    Sauce Tartare . Sauce Tartare supuso un antes y un después en mi vida. Hacíamos dos funciones matinales y seis nocturnas. Mientras tanto, iba a clases de movimiento y dicción. Los sábados por la mañana, asistía a clases de ballet con barra, de ese modo no me perdía ni un solo entrenamiento de danza. A pesar de todo este ajetreo, todavía me quedaba tiempo para realizar algún que otro trabajo como modelo tal y como había estado haciendo hasta ahora.     Bailaba sobre un escenario del modo en que siempre había deseado. Además aparecía en anuncios de revistas y periódicos. Por lo que poco a poco mi imagen iba haciéndose de notar en Londres.    Sauce Tartare fue todo un éxito. Permaneció un año entero en cartel, con un total de cuatrocientas treinta y tres representaciones, y más de un pase diario. Sin duda toda una aventura que parecía no tener fin. 

Capítulo 43: Espectáculo.

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     Espectáculo. Sí, menudo espectáculo fue aquel. La comedia musical High button shoes estuvo en cartel durante doscientas noventa y una representaciones. Tuvo una inmensa repercusión a nivel colectivo, pero para mí fue más que eso.      Recuerdo bien aquella noche de primavera del año 1949 , c uando un hombre llamado Cecil Lanceledeau quiso hablar conmigo tras una función. Él era el productor de un espectáculo de revista musical, Sauce Tartare. Me ofreció ser una de las cinco bailarinas que saldrían al escenario durante varios números e incluso hasta me aseguró que tendría algunas líneas de diálogo. ¡Increíble! ¡Sabía que aquello también iba a ser un gran espectáculo!