Capítulo 30: Al fin Holanda era libre.

 


    Al fin Holanda era libre. No obstante las heridas seguían ahí y eran profundas. Nada podría volver a ser exactamente como antes. La reina Guillermina emitió un mensaje radiofónico apelando a la colaboración. Aquello me recordó a la frase de mi madre: “Los demás van antes que uno mismo. El prójimo siempre es más importante”.

   Un año después, a principios de 1946, mi madre y yo nos instalamos en el hospital de Ámsterdam. Allí nos dedicamos a atender a los enfermos y a ayudarlos con sus necesidades físicas o a escribir y leer cartas. 


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