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Mostrando entradas de enero, 2023

Capítulo 60: La audición para Vacaciones en Roma.

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     La audición para Vacaciones en Roma. Hice la audición para la película que se rodaría en Roma el 18 de septiembre en los estudios Pinewood. Allí me recibió Thorold Dickinson, el director de Secret People (1952). Dickinson debía grabar la prueba y darme la réplica por petición expresa del director William Wyler. Aunque todavía no sabía mucho de él, era consciente de la fama de Wyler y de lo que aquella prueba suponía.    De modo que me presenté con un largo camisón blanco que me llegaba prácticamente hasta los pies para meterme en la piel de la princesa Anna. Interpreté la escena en la que esta se iba a la cama con la ayuda de su dama de compañía. Debía mostrarme como una joven princesa europea que aborrecía serlo y que tan solo quería ser libre de las ataduras regias.     Cuando esta terminó, me quedé sentada en la cama del set con los brazos rodeando mis rodillas por un momento. Fui a cambiarme y volví para charlar con el director y parte del equipo. Lo que no sabía era que

Capítulo 59: Una llamada de teléfono.

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    Una llamada de teléfono. Recibí la llamada de Robert Lennard una mañana de septiembre. Lennard me dijo que Richard Mealand, el director de las oficinas de la Paramount en Londres había visto una fotografía mía en una entrevista y quería hacerme una prueba para protagonizar una película que se rodaría en Roma. El papel era el de una princesa europea.      No tenía nada que ver con los atributos físicos que todo el mundo buscaba en las actrices de Hollywood. Tenía el pelo corto, era muy delgada, llevaba zapatos planos y pantalones. Sabía que no coincidía con el prototipo de actriz hollywoodiense, pero aun así algunos directores y productores parecían comenzar a interesarse en mí. Y yo no podía desaprovechar aquellas oportunidades. 

Capítulo 58: Miedos y expectativas.

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    Miedos y expectativas. Sentía miedo ante el futuro que me esperaba porque temía no estar a la altura. En cambio mi madre tenía grandes expectativas y estaba convencida de que a partir de aquel momento todo serían éxitos para mí.    A James no le gustaba demasiado la idea de pasar tantos meses separados, pero en menos de un año estaríamos casados. Fue en septiembre cuando hicimos público nuestro compromiso. La boda la programamos para junio, con el fin de las funciones de Gigi.   Firmé mi contrato. Cobraría 500 dólares a la semana, algo increíble que nunca antes hubiera podido imaginar.   Aunque no tenía que irme hasta el mes de octubre, comencé a ensayar de inmediato. Me pasaba noches enteras en vela deambulando de un lado a otro de la habitación recitando las frases de mi libreto. Lo único que quería era estar bien preparada para interpretar mi papel.