Capítulo 2: Una vez volé por encima de las nubes.
Una vez volé por encima de las nubes. Sí,
eso es cierto, y jamás lo olvidaré. Mi padre, Joseph Ruston, casi nunca se
encontraba en casa porque al parecer siempre estaba de viaje. Por eso, las
pocas veces en las que estaba en casa yo trataba de llamar su atención. Lo
adoraba, y lo admiré durante mucho tiempo hasta que más adelante me rompió el
corazón. Siempre procuré aprovechar con él todo el tiempo que estuviese por
casa, aunque este fuese poco.
Mi padre era un hombre inteligente,
hablaba diez idiomas, era un buen jinete, y hasta sabía volar en aeroplano. ¡Ah,
el aeroplano! Así fue como volé por encima de las nubes.
Una tarde mi padre me llevó a volar con
él. La sensación de libertad y su compañía me parecían indescriptibles. ¡Qué
sensación más perfecta! Sin duda fue uno de esos momentos que la marcan a una,
una experiencia que siempre guardaría en mi corazoncito. Porque aunque era muy
pequeña, sabía que nada podría hacerme olvidar la sensación de tocar el cielo
con la punta de los dedos.
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