Capítulo 11: Felicidad truncada.

 

   Felicidad truncada. Sí, así es. Mientras yo pasaba un maravilloso verano en Folkestone con mi madre y una familia de amigos, plenamente feliz por la tranquilidad del lugar y por los eventos del internado, el mundo vivía uno de sus momentos más convulsos. Cada vez más escuchaba a mi pobre madre comentar aquellos asuntos de política tan tristes. A principios de septiembre, justo cuando el curso ya estaba empezado, supe que Alemania había invadido Polonia. Por su parte, Inglaterra se asoció con Francia, Nueva Zelanda y Australia para declararle la guerra a los alemanes. Estábamos en guerra. Y mi felicidad, al igual que la del resto de los seres humanos, se veía terriblemente truncada por ello. 


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