Capítulo 12: Otro nudo.
Otro nudo. Otro nudo volvió a formarse en
mi diminuto estómago cuando supe que volvería a ver a mi padre. Mi madre
contactó con mi padre para mandarme a Londres con él mientras que ella viajaría
hasta Holanda desde Bélgica. El cambio me emocionó muchísimo porque llevaba
tanto tiempo sin ver a mi padre que solo esperaba contarle las mil y una cosas
que me habían sucedido en el internado y durante el verano.
Por desgracia el aeropuerto de Gatwick
estaba cerrado, por lo que mi padre tuvo que conducir lo más rápido que pudo
hasta el aeródromo de Sussex. Lejos del reencuentro emotivo que yo separaba me
encontré con un Joseph Ruston muy nervioso y lacónico que nunca me miraba a los
ojos y llevaba solo una maleta. Entendí entonces que no íbamos a estar juntos.
Terminé en un avión de color naranja, el
color nacional de Holanda, el mismo país hacia el que me dirigía, dónde me
reunirían con mi madre y mis hermanos. Allí estaría a salvo, o al menos eso era
lo que pensaban los adultos. Desde ese avión vi como la figura de mi padre se
hacía cada vez más pequeña hasta convertirse en un punto. Siendo niña ya no
volvería a saber nada más de él.
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