Capítulo 41: Reconstrucción.


     Reconstrucción. Sabía muy bien que ahora tocaba reconstruirse. Y lo mismo hacia la ciudad londinense. Los cráteres que las bombas habían dejado a su paso se estaban reconstruyendo. Y aunque algunos edificios seguían medio derruidos, al menos ya no quedaban escombros a sus alrededores.  

     El abastecimiento no era como debía ser. Todavía faltaban productos básicos, y algunos otros eran racionados por el gobierno. Aun así la gente parecía un poco más optimista. Y al verles, teniendo en cuenta además mis circunstancias, sabía que había llegado la hora de renacer como el ave fénix.

     Abandoné la residencia de Kensington para volver junto a mi madre. Fue entonces cuando comencé a buscar agencias artísticas que me permitieran introducirme en el mundo del teatro. Siempre había oído que con mi físico esbelto, mi habilidad para el baile y mi belleza natural, tendría muchas posibilidades. Yo no estaba segura del todo de que poseyese realmente todas estas cualidades, pero debía seguir adelante. Por eso empecé a presentarme a las audiciones para espectáculos nocturnos de cabaret.

     Era difícil subsistir con el arte puesto que la gente seguía pasando hambre. Pero como la economía al fin iba mejorando poco a poco y los estómagos se iban llenando, la gente, especialmente la población más joven, comenzaba a interesarse cada vez más por la oferta artística y cultural.

     Desde  el barrio teatral de West End hasta los suburbios más alejados, se empezaban a mostrar los carteles para espectáculos de todo tipo.


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