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Mostrando entradas de enero, 2024

Capítulo 96: Oblatas de la Asunción.

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     Oblatas de la Asunción. Para prepararme pasé un tiempo viviendo en el convento francés de Oblatas de la Asunción donde conocí la vida diaria de las monjas. Austeridad, devoción, y silencio. Esas eran las tres palabras que representaban mi vida en el convento.      El rodaje comenzaba el 28 de enero de 1958 en el Congo. Antes de ir pasé cuatro días en una colonia de enfermos de lepra junto al misionero y doctor británico Stanley Brown. Admiré su labor sin dejar de preguntarme qué estaba haciendo yo por los demás.      El rodaje en el Congo muy muy duro, una de las experiencias físicas y emocionales más duras de toda mi vida. Fueron 132 días de rodaje con temperaturas entre 37Cº y 54Cº. Estaba lleno de todo tipo de insectos y serpientes, y la gente no dejaba de desmayarse. Rodamos en el hospital, en una leprosería y en la escuela de la misión. Terminé en un quirófano, observando varias operaciones (entre ellas una cesárea en la que el bebé terminó muriendo). Aquello me afectó de

Capítulo 95: Kathryn Hulme y Marie Louise Haberts.

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     Katheryn Hulme y Marie Louise Haberts. Una mañana cualquiera cuando acudí a una de las reuniones de producción, me llevé una inmensa sorpresa al encontrarme con la autora del libro y con la auténtica protagonista de la novela.      Sentí un inmenso respeto por ambas mujeres, tanto que apenas me atrevía a dirigirles la palabra o a hacerles preguntas. Tan solo me dedicaba a observaras a las dos pensando y admirando el aura mística que parecía envolverlas. Con el tiempo comencé   coger más confianza y supe que tenía una conexión especial con aquellas mujeres y que de algún modo se habían convertido en dos de las personas que sentía más cerca de mi vida. Gracias a ellas aprendí mucho acerca de mi personaje, porque quería interpretarlo bien sin caer en excesos teatrales. Sentía mucho respeto por la profesión de monja. Aprendí a hacer la genuflexión y a santiguarme con total naturalidad. Me puso los hábitos, y la primera vez que lo hice me sentí protegida y desnuda al mismo tiempo. At

Capítulo 94: Un amor prohibido.

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     Un amor prohibido. Ese tipo de amor es el que se terminó fraguando entre Robert y yo. Sentíamos estima y admiración el uno por el otro, tanto que los gestos de complicidad absoluta pronto fueron evidentes para ambas partes.      Finalmente terminamos iniciando uno de esos romances prohibidos. En aquel momento yo tenía veintiocho años y estaba casada mientras que Robert tenía cuarenta. Creo que de algún modo él proyectaba en mí su propia pena, y que ambos tratábamos de llenar ese vacío imposible de nuestras almas.

Capítulo 93: Robert Anderson.

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     Robert Anderson. Conocí a Robert Anderson en Los ángeles, a finales de junio de 1957, cuando me reuní con el equipo creativo de la película. Él era el escritor contratado para adaptar la novela. De inmediato me pareció un hombre inteligente, pero también muy serio y con una nota de tristeza profunda en su interior. Más tarde supe que acababa de perder a su mujer tras una larga enfermedad después de pasarse muchos años cuidándola. Con Robert sentí una conexión inmediata, quizás por esa huella de tristeza profunda que compartíamos, de alguna manera ambos estábamos rotos por dentro. Robert vino a mi apartamento muchas veces durante aquel verano para tratar a la hermana Lucas. Ambos sentíamos una fuerte admiración por ella. Tiempo después, Robert Anderson escribió una novela a la que tituló After. La protagonista Marianne, estaba basada en la hermana Lucas y especialmente en mí. La presentó como una mujer que había pensado en ser monja porque se sentía fascinada por su concentración

Capítulo 92: La hermana Lucas.

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    La hermana Lucas. Ella era la protagonista de la historia. Su nombre real había sido Gabriel van der Mal antes de convertirse en la hermana Lucas. La protagonista había crecido en una familia acomodada antes de ingresar en un convento. Tras cuidar a los enfermos de lepra en el Congo durante nueve años, la hermana Lucas había regresado a Bélgica para asistir a los heridos de la guerra. Cuando descubrió que su padre había sido asesinado por los nazis, por lo que se liberó de sus votos para trabajar como enfermera.     No solté el libro en los dos días que tardé en leerlo. Lloré otra vez mientras lo hacía. Aquellas imágenes, aquel terror del pasado, todo lo que había vivido en la guerra siendo apenas una niña, volvió a mí. Admiraba profundamente a la hermana Lucas por su generosidad, honestidad, valentía y humildad. Cómo daba sin pretender obtener nada a cambio tan solo por amor. Sentía que quería conocerla y que para eso debía contar su historia. 

Capítulo 91: Historia de una monja.

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   Historia de una monja. Una mañana el cartero me trajo un telegrama. Era de Kurt Frings, mi representante. Ya le había dicho que no aceptara nada de nada, y no creía que hubiese encontrado por arte de magia un proyecto que me hiciera cambiar de idea. Pero así fue. Warner Brothers estaba preparando una producción sobre una novela de Kathrym Hule titulada Historias de una mona que había vendido millones de ejemplares. El papel protagonista era totalmente diferente a todo lo que había hecho hasta entonces. La historia estaba basada en hechos reales y en unos días la recibiría en casa. Frings me pedía por favor que la leyera y que sopesara realmente la posibilidad de aceptar el papel protagonista. 

Capítulo 90: Las películas con Fred.

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     Las películas con Fred. Cuando estaba en México recibí noticias del estreno de la película Una cara con ángel en Estados Unidos y en Europa. Los espectadores hacían largas cosas en los cines para ver a la pareja compuesta por Hepburn y Astaire. Aquello me hacía feliz, pero mi eterna modestia me decía que no era por mí sino porque las películas con Fred Astaire siempre iban bien. Una vez más, mi inseguridad no me dejaba atribuirme el éxito.

Capítulo 89: Repasando mi carrera.

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    Repasando mi carrera. Aquel año sabático me sirvió para reflexionar. En todas mis películas tan solo sucedían dos cosas: o bien me emparejaban con un actor mayor que yo y debía mostrarme ingenua, jovial y espontánea; o por lo contrario interpretaba a una mujer de época muy elegante. En aquel momento no me convencía la idea de volver a repetir esos estándares. El mundo entero me había visto solo como Gigi, Sabrina, Anna o Natasha. ¿Pero quién era yo realmente? Sentía que me acercaba a la madurez y que tal vez había llegado el momento de mostrarme de otra manera.

Capítulo 88: Volver a descansar.

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   Volver a descansar. Tras un rodaje no muy largo que hice junto a mi marido para la televisión en la que los productores habían estado buscando a una pareja de verdad como protagonistas, y tras volver a recibir un salario muy por encima de lo esperado, sentí que debía volver a casa para descansar. El año 1957 fue el primero, en mucho tiempo, que pasé completamente alejada de las cámaras. Mel y yo nos fuimos a México dónde él tenía un rodaje. Le pedí a mi representante que no aceptara ninguna entrevista, ni tampoco actos sociales o publicitarios. Tenía claro que mi próximo trabajo sería en Mansiones verdes , una película dirigida por Mel.