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Mostrando entradas de marzo, 2024

Capítulo 108: ¿Gustarme un poco más?

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     ¿Gustarme un poco más? De algún modo aquella frase me marcó. Una tarde, entre toma y toma de Charada , mientras esperábamos a que el director de fotografía consiguiera la iluminación que buscaba a que los técnicos comprobaron sus equipos y aquel director de arte supervisara que todo estuviese en su sitio, Cary Grant se sentó conmigo y me dijo: Has de aprender a gustarte un poco más. Su frase me dejó totalmente perpleja. En un primer golpe de impresión no pude entender a qué venía aquella frase. Finalmente, tras reflexionar, lo comprendí un poco mejor. Grant había tenido la delicadeza de decirme algo importante en privado, tal vez porque veía en mí su antigua vulnerabilidad. Cary Grant había pasado por problemas de alcohol y de sustancias. Además muchos conocidos lo tildaban de bisexual (hecho que de haber salido a la luz pública habría supuesto el fin de su carrera). De algún modo Grant era un hombre triste capaz de percibir también mi tristeza. En eso, mi ami...

Capítulo 107: Charada.

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     Charada. Esa fue la película que me hizo alejarme de Sean más tiempo del que me hubiese gustado. Pero no podía rechazarla, porque aquella interesante comedia de suspense la dirigía Stanley Donen, el gran director de musicales con el que ya había trabajado en Una cara con ángel . Además mi compañero de rodaje era Cary Grant, otro viejo amigo del mundo del cine.      Charada contaba la historia de una viuda que se veía obligada a trabajar como espía para encontrar una importante suma de dinero escondida por su marido y codiciada por tres peligrosos ladrones de fortunas. Se trataba de una comedia fresca y agradable que al verla muchos pensaron que era de Alfred Hitchcock simplemente por la similitud entre estilos.      Me mantuve en París durante los últimos meses de 1962, haciendo una pequeña pausa para pasar las navidades en Villa Bethania junto a mi familia.

Capítulo 106: William Holden... otra vez.

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     William Holden... otra vez. Cuando me propusieron el papel de Encuentro en París , para mí no supuso ningún problema saber que William Holden formaba parte del equipo. Al fin y al cabo lo habíamos pasado muy bien juntos en el rodaje de Sabrina. Pero me temo que estaba tremendamente equivocaba porque Holden ya no era el mismo, estaba totalmente cambiado. William ahora bebía demasiado, mucho más incluso de lo que yo recordaba de nuestro trabajo en Sabrina. Ahora padecía una grave adicción. Y creo que el hecho de tener que volver a verse las caras conmigo le hacía beber aún todavía con mayor asiduidad. En más de una ocasión el director, Richard Quine, tuvo que suspender la filmación porque este aparecía borracho en plató. Echaba de menos a Sean. Sabía que tenerle entre mis brazos, aunque tan solo fuera durante unos minutos, me habría devuelto la paz. 

Capítulo 105: Encuentro en París.

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      Encuentro en París. Sean crecía feliz en Villa Bethania, nuestra casa rústica rodada de árboles que tan reconfortante me resultaba. Sean cumpliría pronto los dos años y yo los treinta y tres. Me gustaba tanto la vida doméstica junto a mi pequeño, que estaba decidida a aceptar tan solo los papeles que realmente me interesasen. Por ese motivo acepté el papel protagonista en Encuentro en París en el año 1962, con un sueldo astronómico y el vestuario a cargo de mi buen amigo Hubert Givenchy.

Capítulo 104: Ascensos y descensos.

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     Ascensos y descensos. Mi carrera iba en ascenso continuo. Era maravilloso comprobar que podía compaginar mi trabajo como madre de Sean y mi trabajo como actriz. Podía ver como empezaba a gatear mi pequeño tras consolidar uno de los papeles más importantes de mi carrera. Pero a mi querido Mel no le iba tan bien en el trabajo. Mel ansiaba dirigir, producir y actuar en grandes películas pero los productores tan solo lo utilizaban para llegar hasta mí. Mi marido Mel vivía a mi sombra, mi éxito le eclipsaba y eso le hacía sentirse realmente molesto. Él seguía trabajando, pero no tanto y con obras tan buenas como las que le hubiese gustado hacer. A menudo viajaba por sus rodajes, y alguna que otra vez le veía muy sonriente junto a las actrices con las que trabajaba cosa que me sentaba bastante mal, sobre todo por Sean. Me dije a mí misma que debía centrarme en nuestro matrimonio porque no quería pasar por un divorcio como había sucedido con mis padres. Por eso terminé...

Capítulo 103: Moon River.

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     Moon River. La canción de Henry Mancini, el compositor de Desayuno con diamantes , estaba hecha para mí. Según el propio Mancini nadie la había entendido tan bien como yo. De modo que con una toalla enrollada a la cabeza, unos vaqueros y una camiseta sencilla azul cielo canté aquella canción entre la ventana y la en la escalera de salida de emergencia del apartamento para la película. Para mí lo más importante era transmitir verdad. Tras mucho preparar la voz y practicar con la guitarra al fin estuve preparada para presentar los sentimientos de Holly Golightly de todo corazón.     Por eso cuando en un pase de prueba ante el público de San Francisco el jefe de la Paramount dijo que podíamos prescindir de la canción, reaccioné al instante. Me puse en pie y grité: ¡Será por encima de mi cadáver!      Aquello no era propio de mí. Jamás habría reaccionado así, pero lo cierto es que lo hice de todo corazón. Moon River significa...

Capítulo 102: Desayuno con diamantes.

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    Desayuno con diamantes. Con la bendición de Sean me llegó también la propuesta para interpretar a la alocada Holly Golightly en Desayuno con diamantes. No sabía si aceptar o no puesto que tan solo pensaba en pasar todo el tiempo posible con Sean. Pero Mel insistió en que debía hacerlo porque tanto él como la adorable cuidadora italiana que habíamos contratado se harían cargo del pequeño mientras yo estaba fuera.     De modo que en octubre comencé a prepararme. Leí la novela de Truman Capote para comenzar a meterme en la piel de mi nuevo personaje. Reconozco que me encantó el carácter extravagante y la fuerza de la joven prostituta que ansiaba casarse con el hombre más rico del planeta. Por un momento pensé que quizás yo era demasiado introvertida para un papel como aquel. Pero la película resultó ser menos ácida que la novela y mucho más edulcorada y simpática. Se trataba de ese tipo de comedia sofisticada que tanto se estaba poniendo de moda. Adoraba a Holly,...

Capítulo 101: Cientos de telegramas.

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  Cientos de telegramas. A Villa Bethania comenzaron a llegarnos cientos y cientos de telegramas. Provenían de los lugares más diversos y variados del planeta. Muchas de las personas que habían pasado por nuestras vidas en los últimos años querían felicitarnos. La noticia pasó rápidamente de Lucerna a Ginebra, a París, a Londres, cubrió Europa entera y como era de esperar finalmente llegó a América. Todos sabían que mi mayor deseo, que mi sueño más sincero, al fin se había hecho realidad.

Capítulo 100: Miedo y felicidad.

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     Miedo y felicidad. Sentía una extraña mezcla entre miedo y felicidad. Llovía con fuerza en B ü rgenstock cuando de nuevo empecé a sentir dolor. Mi marido Mel estaba a mi lado, y juntos fuimos a maternidad en Lucerna. El 17 de julio de 1960 nació mi hijo Sean. El alumbramiento me llenó de felicidad porque sabía que había sufrido el dolor más bonito del mundo al darle la vida al pequeño Sean. Desde allí mismo, desde el hospital, Mel les envió el siguiente telegrama a nuestros amigos y seres queridos: NIÑO SEAN NACIDO A LAS DOS CUARNTA ESTA TARDE. CUATRO KILOS Y MEDIO. AUDREY BEATÍFICAMENTE FELIZ. BESOS MEL.